Fragmento del libro
Inteligencia artificial, el futuro del hombre.
¿Por qué los ricos alcanzan la gloria en este mundo, mientras los pobres tienen que esperar morirse?
En todos estos temas: el fin de la historia, el fin del mundo o
el fin de la humanidad,
siempre hay dos eternos olvidados: El individuo como ente aislado y los
países pobres. Ellos no cuentan, solo se habla de la ciencia y la
técnica, del Estado, de Dios.
¿El hombre es un ser lógico o un ser dominado por las pasiones y a
merced de las fuerzas irracionales? ¿Es el hombre un ser alienado, lleno
de angustia? ¿Vive el hombre enajenado en una sociedad mercantil que no
valora su riqueza espiritual, sino la posibilidad de producir
ganancias? ¿Es el hombre una “tabla rasa” que carece de carácter y
temperamento? ¿Es el hombre un ser maleable que puede ser conformado por
la sociedad?
Si el hombre es maleable éste se ajustará a cualquier clase de
sociedad automatizada. En ese caso nadie puede dudar de la posibilidad
del surgimiento del hombre tecnológico que sería el individuo adaptado a
las necesidades tecnológicas, el hombre capaz de responder a los retos
de la ciencia, de aceptar todos los requerimientos que le imponga la
sociedad y de aceptar los valores que se desprendan de ese sistema
tecnológico como propio. Este supuesto hombre pondrá sus necesidades
humanas (si es que las tiene) en aras de las necesidades tecnológicas,
la producción, la eficiencia.
Si el hombre no realiza sus potencialidades, se sentirá fracasado.
¿Cómo el hombre enfrentará las consecuencias de su fracaso? ¿Aceptará
una sociedad poshumana sin sentirse frustrado? ¿Asumirá una actitud
escapista ante el control de las máquinas: alcoholismo, drogas?
Hoy el hombre vive alienado con respecto a los medios de producción.
¿Vivirá entonces alienado con respecto a su identidad humana o se
impondrán los sistemas autoritarios capaces de crear una conciencia
colectiva en la que el hombre aceptará su condición poshumana a través
del control absoluto de los medios de información: propaganda sugestiva,
culto a la personalidad de un líder, exaltación del poder de las masas,
etcétera?
Marx, quien fue uno de los filósofos mas preocupados por la esencia
humana del individuo (es un grave error afiliar a Marx con las doctrinas
de masas de corte totalitario de los sistemas stalinistas, tan ajenas a
su espíritu profundamente humanista), dice: “Si queremos enjuiciar con
arreglo al principio de la utilidad todos los hechos, movimientos,
relaciones humanas etc., tendremos que conocer ante todo la naturaleza
humana en general y luego la naturaleza humana históricamente
condicionada por cada época” (4), y en otros de sus escritos dice: “en
consecuencia al degradar el trabajo –que debería ser una actividad libre
y espontánea del hombre– reduciéndole a un simple medio de subsistencia
física, el trabajo alienado degrada la vida esencial, que se convierte
en un medio para un fin. La conciencia que el hombre debería tener de
sus relaciones con el resto de la humanidad se reduce a un estado de
aislamiento en el cual él y sus compañeros se convierten en simples
objetos insensibles. Así el trabajo alienado convierte la humanidad
esencial del hombre en una propiedad no humana. Aleja al hombre de su
propio cuerpo, de la naturaleza, y de su propia esencia espiritual, de
su calidad de ser humano”.
¿Cómo influyen las computadoras en la vida social del hombre? Algunos
pueden pensar de la siguiente forma: Las máquinas son cada vez más
inteligentes, mientras el hombre es cada vez menos humano
Si aceptamos desde ahora la pequeñez del ser humano ante la colosal
perfección de las máquinas (la máquina nunca se equivoca), ya desde hoy
nos estamos preparando para la debacle y seremos nosotros mismos los
responsables de la extinción de la raza humana. Creo que las
restricciones que se le quieren poner a esas entidades superinteligentes
en un futuro se le pueden sugerir desde ahora al hombre. Es éste quien
debe saber que puede y que no puede hacer con la ciencia y la técnica.
La contaminación es uno de los ejemplos de lo que no se puede hacer. Ya
el hombre aprendió esa lección y sabe que no todo lo que produzca
ganancias trae bienestar, que es necesario llegar a soluciones de
compromiso valorando, además de la ganancia, otros factores no menos
importantes. Hoy como nunca el hombre sabe que él es el responsable de
su destino.
Norbert Wiener, fundador de la cibernética, es su libro Cibernética y
Sociedad, dice lo siguiente: “Así pues la nueva revolución industrial
es un arma de dos filos. Podrá utilizarse en beneficio de la humanidad,
pero sólo si ésta sobrevive tanto tiempo como para llegar a un período
en el que sus ventajas sean posibles. Podrá utilizarse para destruir a
la humanidad y, si no se le usa inteligentemente, llegará muy lejos en
esa dirección. Sin embargo aparecen en el horizonte algunos rayos de
esperanza. Desde la primera edición de este libro, he tomado parte en
dos reuniones con representantes del mundo de los negocios y fue para mi
agradable experiencia observar en gran parte de los representantes una
conciencia de los peligros sociales de nuestra técnica y la obligación
social de los dirigentes de utilizar los nuevos métodos para beneficio
del hombre, para aumentar su tiempo libre y enriquecer su vida
espiritual, en vez de emplearlos sólo con vista a la ganancia y de
adorar la máquina como un nuevo becerro de oro. Encontraremos muchos
peligros en el avance, pero existen las raíces de la buena voluntad y no
me siento tan pesimista como al publicarse la primera edición de este
libro”.
Para algunos teóricos el Tercer Mundo no aporta nada al mundo
moderno, son países “despreciables”. Lo mismo piensan sobre el
individuo, que, como ser humano no aporta nada. Otra cosa es como ser
social, como hombre-masa que puede ser movilizado y manipulado por los
Estados. Nuestro planeta se basa en la cultura de los países
desarrollados, en las sociedades de masa y en la economía de mercado.
Bajo cualquier forma de gobierno, el hombre como individualidad no
cuenta.
El tercer mundo no se incluye en ninguna teoría. Pero el fallo de
estas teorías del mundo futuro es, precisamente, que estas teorías están
lanzadas desde la óptica de los países más avanzados (en su momento
Grecia, Roma, Francia, Inglaterra, etc.). Estos creyéndose ser el
ombligo del mundo, no tuvieron en cuenta su decadencia y el surgimiento
de otros países, “menos civilizados” pero mas saludables y robustos,
capaces de echar por tierra el poderío de los que hasta ese momento
estaban haciendo la historia. Japón es un caso reciente, exhibía de una
economía atrasada a mediados del siglo XIX, hoy en día es uno de los
países mas desarrollados e influyentes en la economía mundial.
¿Podrían suponer los historiadores romanos en la época de Augusto, la
estrepitosa caída del imperio romano. El país dominante siempre cree
que la historia universal será su propia historia y los Estados Unidos
de Norteamérica no son una excepción. La historia ofrece ejemplos; y el
más representativo es la debacle de la Unión Soviética, que marchaba con
paso indetenible hacia el comunismo científico, algo así como el
paraíso en la tierra. Para el estado soviético el derrumbe del
capitalismo era inevitable, formaba parte de la historia y solo era
cuestión de tiempo. (El capitalismo no se derrumba precisamente por ser
una sociedad consciente de su enfermedad, una sociedad que sabe que está
en crisis y que tiene que estar abierta a los cambios sociales para
salvarse, cosa que no ocurrió en el dogmático sistema socialista de la
antigua URSS).
Se espera el surgimiento de una
superinteligencia
dada por la relación hombre máquina. Esto implicará cambios en los
países desarrollados que los conviertan en sociedades cada vez más
inteligentes, hasta llegar a la superinteligencia. ¿Y los países pobres
que? ¿Que pasará con aquellos países donde el uso de las computadoras es
un lujo? ¿Como competirán con esas supercivilizaciones esos países tan
atrasados, desinformados y hambrientos cuyo su único afán será
subsistir? ¿Podrán ser creativos? Sabemos que la creación solo es
posible en la abundancia; la carencia no deja al hombre pensar en otra
cosa como no sea el luchar por su propia subsistencia.
Casi todos los expertos coinciden en que, a principios del siglo XXI,
sucederá un salto cualitativo en la sociedad (por supuesto en las
desarrolladas) o sea que estamos a pocos años de un salto para el cual
no estaremos preparados. Sencillamente estaremos aun más rezagados; y
tal vez definitivamente, irremediablemente, perdidos para siempre en la
inmensidad del subdesarrollo.