viernes, enero 26, 2007

Crisis de la ciencia

La razón instrumental:
La ciencia cambio la mentalidad del mundo y se paso de un dogmatismo religioso dominado por la escolástica, a un dogmatismo de la razón dominado por la ilustración. Nadie puede negar el papel de la ciencia en su lucha contra el oscurantismo cuando todo lo desconocido era producto de los deseos de un Dios y no necesitaba ninguna explicación, Bastaba aceptarlo como un hecho divino. La ciencia nos enseño a buscar la verdad a utilizar nuestro raciocinio para descubrirla. El problema radica en que ahora no aceptamos nada que no tenga una explicación razonable y nos negamos a aceptar cualquier fenómeno incomprensible. Quizás tengamos que reconocer que algunos hechos son realmente "divinos" o que para la comprensión del mundo necesitamos utilizar algo más que el raciocinio.

Son muchos los científicos que ven en la innovación tecnológica el motor del cambio social y ven al hombre como una tabla rasa, mientras la ciencia es vista como una fuerza "mistica" que trasciende al individuo. Este debe someterse a los "ideales" científicos. La grandeza está en la transformación que produce la ciencia, el individuo no puede hacer nada, él sólo juega su papel dentro de ese orden. La ciencia avanza de forma ciega hacia el desarrollo y progresa sin detenerse, donde cada descubrimiento es una arma de doble filo. Es necesario buscar la reacción directa del hombre, de sus necesidades y anhelos con las teorías, con las leyes que el mismo crea. La creación no puede ser separada del hombre y convertirla en un ídolo al que hay que adorar, porque sólo el hombre le da aliento y validez a sus teorías. Por otra parte, la mayoria de los científicos se han dedicado al "dominio" de la naturaleza y no se han preocupado por advertir sobre las consecuencias del uso de sus descubrimientos ni de buscar un acercamiento con filosofos, sociologos, antropologos, etc., con el fin de minimizar los riesgos del mal uso de la ciencia y la tecnica, y sobre todo, en luchar por alcanzar una sociedad más humana.

Hay quienes pasan de un extremo a otro y culpan al desarrollo científico‑técnico, no es la ciencia la que deshumaniza al hombre, sino las propias bases sobre la que se sustenta la sociedad. Cuya evolución ha estado matizada por la imposición de la fuerza y el dominio sobre los más débiles y desamparados a traves de sociedades: esclavistas, feudalistas, capitalistas, etc. Si la evolución de la sociedad hubiese sido humanista, no hubiesen acabado con los nativos en casi todas las partes del planeta sino que en su lugar, se hubiese sostenido sobre la base de la cooperación y la mezcla paulatina de razas y no en la aniquilacíon o expulsión de sus tierras en aras de la civilización. Y es que durante años hemos utilizado la palabra "conquistar" (conquistas científicas, etc.) en lugar de "interactuar". Históricamente solo ha existido una relación de dominio. Hoy se pretende el dominio de la computación y a través de esta simular los procesos sociales, predecir los sucesos e incluso manipular a la sociedad de acuerdo a los intereses de los gobernantes (reduccionismo informático); en cambio, se olvidan del individuo: las estadísticas solo recoge hombres promedio. Y, mientras la ciencia se vea como una forma de poder; será, siempre, a la par que beneficiosa; perjudicial.

En nuestros días los científicos sólo aspiran a agregar, en el lenguaje apropiado, alguna idea al enorme aparato de teorías de una rama de la ciencia. Se persigue más la novedad que la originalidad. Casi siempre trabajan sobre las formulaciones de otros científicos y se trata de hallar una nueva fórmula o una nueva variable que amplíe ese mundo poblado de axiomas. De la habilidad con se cuente para manipular esas expresiones que conforma la sintaxis del lenguaje de ese ciencia, dependerá el éxito. En cambio deben pasar años de estudio, no sólo, para dominar el contenido sino también la forma de expresar ese contenido; si quieren que su trabajo sea aceptado. Se han vuelto "profesionales" de la ciencia y producto de la competencia no hacen vida familiar, y se vuelven cada vez menos humanos, al igual que los grandes empresarios, los científicos compiten por adelantarsele a otro, en presentar una formula y es una lucha tan desesperada como la que llevan entre si las empresas en su lucha por el mercado.

Los genios. Cuando se habla de genio hay que pensar en los creadores "naturales", los dotados por la naturaleza. Los genios no necesitan pasarse toda su vida estudiando las ideas de otros para apropiarse de su contenido, ya que sus ideas nacen desde adentro (en el subconsciente) y esta puede surgir en cualquier lugar: en una actividad recreativa.

Los genios captan la esencia fenomenológica del campo al cual se aplican. Ellos ven el fenómeno (objeto) en toda su manifestación; son los que, por el momento, logran la visión más completa, y casi nunca necesitan ceñirse a un lenguaje externo, ellos tienen ojos para verlo por si mismo; mientras los demás sólo perciben una dimensión de él o un ángulo, el genio lo ve en "casi todas" sus dimensiones y perspectivas, y es mas, lo puede experimentar y sentir dentro de si. Einstein se imaginaba que podía agarrarse a un rayo de luz.

En toda actividad creativa surge un genio que cambia el lenguaje y luego otros tienen, despues, que formalizarlo. Y este nuevo lenguaje se convierte en un dogma hasta que surge otro nuevo genio. Por ejemplo, para Capablanca ‑un genio dentro del ajedrez‑ el ajedrez era su lenguaje materno, en sus partidas ya habían elementos del futuro ajedrez hipermoderno los cuales eran producto, en primer lugar, de las necesidades de la posición y en segundo lugar, por la asimilación de las leyes vigentes. Las leyes nacian de la armonía con su mentalidad y en correspondencia con las reglas del ajedrez.


Verdad absoluta y relativa:
Si leyeramos con atención las conceptos de los filósofos, es posible que nos de la impresión de que ya lo leímos antes en alguna poesía o en alguna narración o en algún libro de psicología; sólo que fue dicho en otro contexto y posiblemente con otros fines. Es como si la verdad fuese un fenómeno absoluto del cual solo percibimos una parte de ella y la aplicamos a casos relativos ‑nuestros contexto del saber‑ y somos tan necios que creemos poseer la verdad absoluta y pretendemos encerrarla en nuestro contexto y la revestimos con un lenguaje lo más esotérico posible tal como hacían los brujos del pasado. Pero lo peor, es que le cerramos las puertas a los que tienen ojos para ver esa verdad desde otro ángulo y quizás de una manera mas natural y amplia, le tememos a aquellos que pueden ver la luz de la verdad sin cegarse, en cambio seguimos dándole palmaditas en el hombre al que no sale de la biblioteca buscado en las sagradas escrituras las interpretaciones dada por otros científicos.

Los científicos viven enajenados, obsesionados con el ansia de saber más y más, con aprender cada vez más rápido los textos. Ya que su fuerza radica en la velocidad con que aprendan, en la rapidez con que asimilen las teorías de otros. Esta ansia de competencia los puede llevar a una terrible decepción y lo peor a vivir siempre volcados hacia afuera (en el tercer mundo de los textos), hasta llegar a verse a si mismos como un objeto más o como un combinador de textos. Viven tan obsesionados con el lenguaje y con no salirse de su contexto donde se sienten seguros que pierden su iniciativa y su propia esencia humana, por eso no es de extrañar que aliente deseos de convertirse en una máquina, y con ello dejar de sufrir ese sentimiento de no pertenencia, de quien no satisface sus deseos más profundos. Ser una máquina, tener una capacidad de memoria ilimitada en la que quepan todos los textos que tiene que aprenderse: si pudieran almacenar toda la información en un disco duro o en un CD‑ROM, si pudieran acceder a los libros de forma directa. Sin dudas, ser una máquina sería lo ideal para muchos, para los que los sentimiento, son un estorbo. Ser una máquina, no tener que perder el tiempo en nimiedades: conversar con un amigo, repasarle a los hijos, contemplar a la vecina en short. Si uno fuera una máquina, tendría todo el tiempo del mundo, podría agregarse más y más chips al cerebro, insertarse más tarjetas de memoria, conectarse a más periféricos e incluso podría renovarse cada cierto tiempo, no envejecer, no morir...

Y así, llegaríamos al climax de la ilustración, al triunfo del racionalismo, donde la razón, no importa cuan humana pueda ser, alcance su máximo explendor. En esta época convulsa donde algunos quieren retornar al espiritualismo religioso o a la negación de toda ideología, época de crisis y en la que los baluartes sagrados de la razón se desmoronan. Los nuevos racionalistas sueñan con salvar a la razón de esta debacle y colocarla en un lugar seguro: ¡las maquinas! Las ciencias cognoscitivas, con su metáfora de la inteligencia artificial, son la gran esperanza del racionalismo actual, de ahí su importancia como ideología.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, interesante tu articulo, lo que pude extraer de el, es q la crisis de la ciencia radica en que los seres humanos ahora por asi decirlo examinan todo, y se encontraron "fenomenos" incomprensibles, en lo q su respuesta solo debe ser algo sobrenatural... O sea la ciencia debe dar respuesta a esos fenomenos incomprensibles y aun no lo ha hecho... verdad?? eso fue lo que entendi

martinjaramillo dijo...

Estamos en una crisis científica porque los actuales paradigmas no pueden explicar el 95% del Universo. Es hora de que se produzca una revolución científica, es hora de que escuchemos y analicemos las nuevas teorías y que tratemos de encontrar respuestas al 95% del Universo Oscuro. Si quieres conocer una nueva teoría que explica los actuales misterios de la ciencia, solicítala gratuitamente a: martinjaramilloperez@gmail.com