lunes, marzo 03, 2008

Década por una educación sostebible

Cuando se plantea la contribución de la tecnociencia a la sostenibilidad, hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  1. Cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones puramente tecnológicas a los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad. Ejemplo de ellos son las “tecnologías convergentes”. Ver articulo:
    http://lacibernetica.blogspot.com/2008/03/que-significa-nbic.html
  2. Poner en el centro del debate la cuestión de la “sociedad del riesgo”, según la cual, como consecuencia de las tecnologías actuales, crece cada día la posibilidad de que se produzcan daños que afecten a una buena parte de la humanidad y que nos enfrentan a decisiones cada vez más arriesgadas (López Cerezo y Luján, 2000). Es preciso, sin embargo, analizar con cuidado las medidas tecnológicas propuestas y sus posibles riesgos, para que las aparentes soluciones no generen problemas más graves, como ha sucedido ya tantas veces
  3. Hacer partícipe a la ciudadanía de la responsabilidad de la toma de decisiones en torno a este desarrollo tecnocientífico.
A estos criterios, fundamentalmente técnicos, es preciso añadir otros de naturaleza ética (Vilches y Gil-Pérez, 2003) como son:

  • Dar prioridad a tecnologías orientadas a la satisfacción de necesidades básicas y que contribuyan a la reducción de las desigualdades, como, por ejemplo: fuentes de energía limpia (solar, geotérmica, eólica, fotovoltaica, hidráulica, mareas…); incremento de la eficiencia para el ahorro energético (bombillas de bajo consumo…); gestión sostenible del agua; obtención de alimentos con procedimientos sostenibles (agriculturas biológicas); prevención y tratamiento de enfermedades; logro de una maternidad y paternidad responsable; regeneración de entornos; reducción de desastres
  • Aplicar el Principio de Precaución (también conocido como de Cautela o de Prudencia), para evitar la aplicación apresurada de una tecnología, cuando aún no se ha investigado suficientemente sus posibles repercusiones, como ocurre con el uso de los transgénicos.
  • Superar la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo que ha caracterizado, a menudo, el desarrollo tecnocientífico, y potenciar tecnologías básicas susceptibles de favorecer un desarrollo sostenible que tenga en cuenta, a la vez, la dimensión local y global de los problemas a los que nos enfrentamos. Encontrar soluciones a las barreras que suponen los intereses particulares o las desigualdades en el acceso a los avances tecnológicos, que se acrecientan cada día.
  • Cuestionar, insistimos, la idea simplista de que las soluciones a los problemas con que se enfrenta hoy la humanidad ependen, fundamentalmente, de tecnologías más avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a menudo son fundamentalmente éticos (Aikenhead, 1985; Martínez, 1997; García, 2004).
  • Se precisan también medidas educativas y políticas, es decir, es necesario y urgente proceder a un replanteamiento global de nuestros sistemas de organización, porque estamos asistiendo a un deterioro ambiental que amenaza, si no es atajado, con lo que algunos expertos han denominado “la sexta extinción” ya en marcha (Lewin, 1997), de la que la especie humana sería principal causante y víctima (Diamond, 2006).

A todo lo anterior responde el llamamiento de Naciones Unidas para una Década de la Educación para un futuro sostenible. Ver el sitio: http://www.oei.es/decada/index.html

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